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| - Koch era un coleccionista talentoso de fósiles, pero no muy honesto. Desenterró varios esqueletos de zeuglodontes en Alabama y se le ocurrió mejorar este producto de la naturaleza. Juntó unos cuantos esqueletos diferentes y creó un monstruo verdaderamente impresionante de unos 35 metros de largo. Exhibió su creación en todo el país como los restos de una gran serpiente marina, el Leviatán de la Biblia. El Dr. Koch, quien al parecer se adjudicó él mismo sus títulos académicos, no olvidó observar los cánones científicos. Se creyó con el derecho de dar a su "descubrimiento" un nombre científico en latín: Hydrargos sillimani (el "Rey acuático de Silliman". Ese nombre se lo dio en honor al profesor Benjamin Silliman, que trabajaba en Yale y quien había hecho alguna vez comentarios amables sobre Koch. El profesor Jeffries Wyman, un anatomista, observó cuidadosamente el esqueleto y declaró que era falso. Su juicio se basó en que el cráneo de la criatura era de un mamífero, a juzgar por los dientes, mientras que las vértebras provenían de varios esqueletos diferentes. La mayoría de los huesos eran de una especie de ballena fósil. Los científicos comenzaron a burlarse divertidos de la criatura y llegaron a decir que solo un necio creería que tal adefesio fue un ser vivo alguna vez. Silliman, ofendido por las burlas, pidió a Koch que le cambiara el nombre de su animal. Koch así lo hizo y terminó poniéndole Hydrargos harlani, en honor a Richard Harlin, uno de los primeros paleontólogos americanos, quien además tenía la característica, por casualidad, de que para ese tiempo ya estaba bien muerto y no podía negarse a tal distinción.
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