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| - Los Templarios Negros, bajo el mando del Mariscal Ludoldus, aceptaron luchar junto a las tropas del Inquisidor Vinculus, un miembro del Ordo Hereticus, un contingente del Capítulo de los Caballeros de Hierro y un destacamento de Hermanas de Batalla de la Orden de la Rosa Ensangrentada. Juntos, se enfrentaron al culto en Peleregon IV. El desembarco encontró poca oposición y los Templarios Negros (entre ellos un entonces Neófito Helbrecht) y las Hermanas rechazaron a los miembros del culto hasta su fortaleza en las montañas, en el interior de un inmenso volcán.
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| - Los Templarios Negros, bajo el mando del Mariscal Ludoldus, aceptaron luchar junto a las tropas del Inquisidor Vinculus, un miembro del Ordo Hereticus, un contingente del Capítulo de los Caballeros de Hierro y un destacamento de Hermanas de Batalla de la Orden de la Rosa Ensangrentada. Juntos, se enfrentaron al culto en Peleregon IV. El desembarco encontró poca oposición y los Templarios Negros (entre ellos un entonces Neófito Helbrecht) y las Hermanas rechazaron a los miembros del culto hasta su fortaleza en las montañas, en el interior de un inmenso volcán. Durante la batalla, el Inquisidor Vinculus se enfrentó al líder del culto y lo mató. Desafortunadamente, la presencia demoníaca que se estaba formando en el líder del culto se manifestó y poseyó al Inquisidor, debilitado por sus heridas. El Demonio, al servicio de Khorne, se volvió contra los Templarios Negros y las Hermanas de Batalla. Finalmente, el Mariscal Ludoldus, el Paladín del Emperador Ulricus y la Canonesa Jasmine lograron derrotar al Demonio con un Orbe Sagrado de Antioch. La explosión producida por este provocó la destrucción completa de la fortaleza y un enorme terremoto que agitó la montaña y derrumbó el volcán. Los supervivientes escaparon por los pelos gracias a unas Thunderhawks que se atrevieron a atravesar los peligros en su rescate. Una vez a bordo, Ludoldus ordenó que se bombardease el planeta desde la órbita para asegurarse de que ningún miembro del culto sobreviviese y de que todos los restos del Demonio desaparecieran. Un miembro de la fuerza de los Caballeros de Hierro, Hervald Strom, sufrió graves heridas durante los combates. No obstante, poco después ganó su segunda victoria consecutiva en el Festín de Espadas.
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